jueves, 19 de mayo de 2011

NICOLAI KOBELKOFF, EL TRONCO HUMANO

     A petición de los alumnos de tercer ciclo, hoy voy a contaros la historia de un hombre que, gracias a su afán de superación y a la ayuda y comprensión recibida por parte de los que le rodeaban siendo niño, consiguió morir rico y famoso a pesar de las graves deformidades con las que nació, y que ya, de antemano, le habían condenado al fracaso y a la burla de los demás. Todo un ejemplo. También os ofrezco unas fotos y una película que realizó en el año 1900. Espero sea de vuestro agrado. Puedes dejar tus comentarios.

     Nikolai Wassiljewittsch Kobelkoff nació en Wossnesensk, Siberia, Rusia, el 22 de julio de 1851, siendo el decimocuarto hijo de dos padres normales, con todos los hermanos y hermanas normales. Sus padres, avergonzados de su niño deforme, lo ocultaron de la vista de los aldeanos locales, los cuales, asustados, se santiguaban y miraban hacia otro lado cuando Nicolás y su madre pasaban.

     A pesar de las supersticiones que rodean el nacimiento del niño sin extremidades, asistió a una escuela de primaria, donde un maestro le enseñó a escribir con una pluma entre la barbilla y el muñón del brazo. A patir de ahí, desarrollaría su afición a lo que fue su gran pasión durante el resto de su vida, el dibujo y la pintura. A los dieciocho años, Kobelkoff empezó a trabajar de contable en el negocio minero de la familia.




     En 1871, un showman llamado Berg oyó hablar del joven sin extremidades y le ofreció  montar un espectáculo en un teatro de San Petersburgo. Durante los siguientes dos años deleitaba al público con tareas cotidianas como enhebrar una aguja, cargar una pistola, apagar una vela y,  por supuesto, el dibujo y la pintura. Él podía subir escaleras, subir y bajar de una silla, e incluso realizar acciones temerarias como escapar de la jaula de un león (con el león dentro, naturalmente).





     Kobelkoff se convirtió en una sensación internacional, gracias a una larga gira por todos los países europeos.  En 1875, conoció a Anna Wilfert, una mujer de Viena. Su boda  tuvo lugar en Budapest ese mismo año. Llevó su anillo de bodas en una bolsa alrededor de su cuello y lo deslizó en su dedo con los dientes. Anna pronto se quedó embarazada y tuvieron su primero de sus once hijos en junio de 1876.

      Por muy querido que llegó a ser en Europa y América, también tenía un lado oscuro. Él era abusivo hacia Anna, la golpeba con el muñón del brazo y solía gritarle obscenidades. Y parece ser que tenía problemas con la bebida.  

     Con el dinero que había acumulado a lo largo de los años, Kobelkoff construyó un parque de atracciones, muriendo en enero de 1933, en su casa en Austria, siendo hombre rico y realizado.






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